Cuando me mudé a mi nuevo piso, me hice vecino de una mujer mayor, sexy, agresiva y con un culo enorme que no paraba de suplicarme. Esta joven oficinista, soltera, se excitó muchísimo cuando por fin me dejó tener sexo con ella. Fue increíble; no paraba de eyacular dentro de mí. (Tres vírgenes)
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