Cuando me uní al equipo de voleibol, era una escuela solo para chicas hasta el año pasado... ¡¿Era el único chico?! Recuerdo a las dos capitanas frustradas por el duro entrenamiento y la responsabilidad, primeros planos de lo que llamaban "educación" y los días en que la máquina de presión corporal, empapada en sudor, me obligaba a eyacular.
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