SW-672 Cada mañana veía a una chica con medias hasta el muslo, la cual era tan bonita que me ponía duro. Cuando eso sucedió, ella infló sus mejillas enojada y dijo: “Eres un pervertido, hermano mayor“. Sin embargo, rápidamente me miró con ojos llorosos, era como un pequeño demonio caprichoso.
Publicar comentario