Asfixia, gemidos, ojos en blanco, expresiones faciales exageradas, desmayos, garganta profunda, golpes abdominales, embestidas violentas e infernales... todo vale, jaja. El castigo despiadado la transformó en una masoquista, una zorra completamente desarrollada y extremadamente rara, un estado de perfección suprema. La gran masoquista Yoshino-chan, de 22 años.
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