Esta mañana, en el tren lleno de gente, mi esposa, con quien había estado soñando (a juzgar por su anillo de bodas), se topó con un ● lascivo, pero no se negó; al contrario, ¡era una ● lasciva y buena esposa! Tras saberlo, decidí intentarlo por primera vez. Al tocarla, le susurré al oído: «Estoy temblando... ¿Estás nerviosa?». Miho Tono
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